"Todos somos inmigrantes" quiere recordarnos que la emigración es un fenómeno tan antiguo como el hombre.
Italia con maletas simboliza nuestros orígenes hechos de migraciones, contaminaciones, integraciones.
Aosta, antes de su fundación romana en el año 25 a.C., ya estaba habitada por tribus celtas y galos.
Adria - estamos en Véneto - estaba controlada por los etruscos y formaba parte de la "Etruria Padania", a diferencia de la principal zona de presencia etrusca en la costa del Tirreno. Adria es un nombre etrusco y significa "día/luz/este".
Rávena, ya poblada por umbros y romanos, se convirtió en la capital de los hérulos, un pueblo germánico, durante el reinado de Odoacro.
Catania, según el historiador Plutarco, debe su nombre a los colonos griegos que la habitaron desde el 720 aC Katane en griego antiguo significa rallador y hace referencia a la conformación geológica del territorio de lava sobre el que se levanta la ciudad al pie del Etna.
De norte a sur, Italia exuda historias de migración, el patrimonio cultural italiano es una extraordinaria síntesis de contaminaciones que hacen de Italia el estado con el mayor número de sitios de la UNESCO en el mundo.
¿Cómo sería la arquitectura de Palermo sin la influencia árabe? ¿Cómo sería Venecia sin las influencias bizantinas y austrohúngaras? ¿Roma sería la misma sin su histórica comunidad judía?
Una Italia cubierta de banderas de los países que nos acogieron, y de otras tantas banderas de los países de origen de los nuevos italianos que acogemos.
"Si levantas un muro - escribió Italo Calvino - piensa en lo que queda afuera".